Debe de sentir impotencia el astado que sale con fuerza al ruedo, que lo da todo, que mira a los ojos...pero que tropieza sin quererlo un par de veces al sentirse presionado por el gentío, por no soportar la marabunta del tendido. Luchaba por el indulto y ahora se lastima en esfuerzos para soportar los silbidos que llegan con desconsuelo por los centavos pagados por algún que otro caballero de corbata y zapato de piel de raso...
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