Por no querer fuiste amada.
Por no hablar después del silencio.
Por no ensuciar días de asueto.
Por la sonrisa de los maratones de perdones:
tantas esquinas que se hizo curva la ilusión.
Por la escobilla de la chimenea de los mirones,
por no verte caer algunos hoy juegan a ser Dios.
De tantos muros sin milagros: ni panes ni peces.
De tantas avenidas gobernadas a golpe de sandeces,
de mientras, a tientas,
crece que crece.
Juzgate niña,
párate.
Siéntate al oído de tus labios,
cuéntame que los años no te hicieron demasiado daño.
(from lost to the south)
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