Recuerdo la mirada de los sueños locos,
los de la mirada arrugada de cualquier joven en un domingo de verano;
perdido entre el sendero de la soledad y la multitud,
entre la coca cola y el whiskie con hielo;
juzgado por la propia intelectualidad,
la que me hace ver la verdad entre las rejas,
la que me hace querer escapar de esta cárcel.
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