Poca poesía para los hombres de hoy en día,
no me acuerdo o es que se me olvida,
poca batería para los relojes de los telones de acero
cerrados a cal y canto desde que te fuiste empujada por los celos.
Pobre el sordo que se sienta a escuchar,
desamparados los lugares ocultos por la niebla,
perdidas las ilusiones en una fiesta de maltratadas,
justicia divina la del día a día.
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