Calculo que sería una lástima sólo saber jugar a contra corriente, bajo presiones y bajo momentos de tensión, teniendo que recurrir casi a un gesto "apostólico", algo divino que finalmente nos haga decidir. Muchas veces la presión no es no tener, sino no saber elegir. No saber qué bar cerrar aún teniendo la calle a nuestros pies o no saber qué playa contaminar cada verano. Serán cosas de la falta de memoria o de no saber ir sumando. Será como una base rítmica de funky o como un ritmo sostenido de un pop sin más ánimo que el de decir quince frases redundantes. A veces no cuenta todo, pero ¿qué cuenta cuando ni tan siquiera cuenta el ahora, el instante?
Por otra parte, otros muchos juegan a tener respuestas y a no querer darlas...
[no se puede pedir a un sitio como éste que todo tenga coherencia,¡¡ o que sea fácil dársela!!]
Peajes - Para seguir hay que pagar
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