El local de ensayo sólo presentaba luciérnagas,
bien entrada la noche, cuando ya pesan los punteos.
Me acuesto en la moqueta para pensar un poco en nada,
era sólo apresurarme a distorsionar más allá de las nubes
y jugar a agudizar hasta el nivel de la locura más extrema:
pronto llegó el día pero allí dentro todo tenía el mismo sabor.
No pude evitar encontrar a la psicodelia,
"sus ojos se cerraron" y la risa era dulce allí en medio;
trastes salteados y la asintonía de la melodía del momento,
justo fueron los segundos los que me llevaron (A) ganar,
a tocar ROCK para poder sentir el ultramundo,
lo que supera al subsuelo, al oxígeno y a la órbita terrestre;
cantar sin gallos peleados de por medio durante quién sabe si media noche,
escuchar solos de aquí para allá, llegar para tocar bien rápido,
sentirla espumosa y ya todo rodando;
humo dorado que se acuesta a medio día después de toda una noche sonando,
y luego nos hicieron creer que eramos reyes, THE KING just now...
(no pudimos escuchar al infinito)
y la droga parecía buena, así que ellos fueron a por más,
yo la miraba a los ojos (a la melodía que se fue),
y ella se sentó en sus brazos para poder creer que el día tenía sesenta horas.
Esos mismos segundos, horas o semanas fueron pasando (a la vez),
cada cual se entremezclaba con el otro;
los micrófonos echaban humo y bueno, la sincronía y la ceguera del que sabe andar.
7 momentos inolvidables,
el 1 nació de la nada,
el 2 era partícula y BLUES,
el tercero fue una vocal en LAmenor,
el 4º escuchó el grito de la alegría despechada;
no hubo suerte para un quinto con asonancia,
la última bala se presentaba a la SEXTA y vencida era,
pero fueron 7 los segundos que nos alumbraron en esta ocasión, ahora y ayer; AYER.
Poco a poco nos fuimos perdiendo
y ahora que el taxi viene de frente cierro fuerte la cara,
para no ver mi (UN,1) triste final...
Viene de vuelta el que ha conseguido llegar.
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