lunes, 26 de noviembre de 2012

Como estoy tan sordo me pongo a cantar muy alto.
Como me opongo a la soledad te digo nunca más,
como cumplo con mis motivos te reafirmo con seis sentidos,
de la lluvia de ayer y de las flores de tu callejón.
De la vecina esquizofrénica y delirante,
de las maravillas de la sala de espera,
de la psicodelia de tus bienvenidas-
Perdido cuando todos me van viendo marchar,
jurando no volver a escapar.
Ratoneando en madrigueras,
de tanto tiempo esperando se paró el tiempo,
lluvia muy densa para estos desiertos.


Santas devotas, orín y caramelo.

Bendita de las Santas pecadoras:
te ruego que me devuelvas todo eso.
Su Merced,
que por la puerta de donde salió venga a reajustar los tornillos.
No se me moleste si no me levanto,
ya estoy de pie.
Júreme ante la Trinidad,
y yo por los cuernos te dirijo hacia el paseillo.
Y todos aplauden.
Y el cielo de pólvora y sien,
y qué pena me dio resucitar:
ahora es polvo, de nuevo.

sábado, 17 de noviembre de 2012

martes, 13 de noviembre de 2012

Días de bien

Me enseñaron a rodar por las murallas de la libertad:
los disparos sonando y nosotros siempre sordos.
Me educaron en el socialismo de las cosas rápidas y claras,
es justo este momento el que hoy quiero recordar.
Nos olvidamos de los días de bien,
todo siempre de igual manera, un botón y pedacitos en nuestra mirada.
Juraron ante la roca festivalera que el final tenía que terminar por llegar,
y nos quisieron hacer creer estar navegando por mares del sur.


lunes, 12 de noviembre de 2012

Como tengo el tiento preparado para los volcanes,
como tengo el pulso tan certero como intranquilo,
como me puedo disparar en el pie queriendo simular morir de un infarto,
como me despido del ruedo para volver a torear,
como me quiero tanto como me despellejo,
como si de tanto en tanto me pongo a andar,
a nadar como si jamás hubiera aprendido a volar,
a fumar como si estuviera sabiendo disimular saber cantar,
a difuminar la realidad que es tan real y sin igual.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Horas y luces

Los azulejos de aquella bañera le acompañarán en el reguero de sangrientas nocturnidades,
y le persiguen mientras se oculta en el día claro;
bien tapadita durante un par de décadas.
Los jornaleros que se levantan de tarde en tarde para vivir en plural las 25 horas,
las tapaderas de las vidas rotas,
los flexos apagados a mitad del mediodía.