martes, 26 de agosto de 2014

La ciudad del viento

La sangre brota como la soja que rellena medio mundo,
las mujeres aún esperan a que se levante el telón:
ellas van a actuar.
Recibí diez puñaladas y ahora filtro mucho mejor,
nadie me vino a contar los secretos de la ciudad del viento,
algo así como amedrentado de los atisbos de mi humilde victoria.
Al final llegó el final y fuimos dando saltos entre las malezas de la noche,
que puede ser un coche o unas risas entre fantoches,
y te miré a la cara, estabas muy pálida.

lunes, 25 de agosto de 2014

La noche es un callejón con amigos al fondo,
a veces llego y otras sólo me creo que puedo.
Como el mar,
te divierte y te engaña a partes iguales;
lo sabes pero no te lo quieres creer.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Nada está tan bien como parece ser ni la soledad tiene tan pocos amigos.


martes, 12 de agosto de 2014

La conquista de Terra Nova fue lenta y no llegamos a anclar,
cómo una soledad andando a tumbos por tu avenida,
o la amable sonrisa del actor que se suicida a punto de ganar su primer Oscar.


(…)



Y a la vez, por primera vez, me acuerdo de andar,
por segunda ocasión difumino esta ocasión,
para despedirme digo adiós.
Uno no necesita jugar a las damas,
sólo que alguien le diga como se mueven las fechas; FICHAS;
no hace falta tener ilusión,
vale con la tuya.
Ser positivo es para el polo de al lado
y yo me conformo con no quedarme pegado al hierro de las lentejas.

domingo, 10 de agosto de 2014

Acordes oxidados,
permutas olvidadas a punto de concederse;
parabrisas amantes del viento,
jornaleros semanales.

jueves, 7 de agosto de 2014

Big Apple

La camarera se puso a bailar justo delante nuestra y los disparos eran de mermelada. Así recibimos a la Gran Manzana, con un primer bocado directo al corazón. No paré de escuchar ni un sólo segundo el fervor de los aires acondicionado que intentaban sofocar aquél majestuoso calor del verano del 2008. Mientras, pasamos no menos de diez noches hablando de todo y de nada y el tiempo iba corriendo o a gatas según el equilibrio de los versos o las peculiaridades de la senda conversatoria. Luego apagábamos la luz y nos despedíamos hasta mañana, hasta hoy, hasta dentro de un rato. Yo me despertaba al rato, ansioso por todo, y encendía la TV, esperando que la tensión que la CNN desparramaba compensara un poco la mía. Así nos fuimos quedando con la copla del otro, justo llegó ese momento cuando tuvimos que marchar, como casi siempre pasa. La miel aún más fundida corría edificios abajo y el Empire se asomaba vergonzoso por las avenidas que tienen amistad con la fría brisa, una amistad muy parecida a la nuestra: rápida y perversa. El año que viene no nos volveremos a ver, porque el viajero nunca repite lugar, pero la alegría del recuerdo siempre puede con la añoranza del qué pudo ser.