jueves, 27 de marzo de 2008

La misa y el general


Yo que vengo de la copa y la espada,
de la mierda y el sostén,
de tanto ganado con miradas,
de batallas sin lucifer.


De las buenas sonrisas ensayadas,
de lo falso y de lo cortés,
del poeta con la estrofa manchada
y del naufrago de la muerte por sed.


Ceremonia silbada y coreada,
nuevas voces entre tanto buen cortés,
es problema de las mentes no encendidas,
es problema conformarse con perder.





lunes, 24 de marzo de 2008

LLPDL

LA LENGUA POP DEL LUGAR
La lengua popular, Andrés Calamaro (2007)


La lengua no se merecía que le tiraran demasiado pronto. Pedía a gritos una escucha reposada de sus palabras, un sillón y unos buenos cascos, a un oyente pausado y paciente.

Sus versos, su tinta y saliva gastada, eran una sola voz pero no un sólo canto. Su fluidez y su armonía le llevaron a recordar a los viejos amigos, a los caídos en pasadas batallas; no como pena de aguardiente, sino con fuerza y rotundidad.

No encontrar a su(s) musa(s) no era símbolo de pérdida ni de abandono, sólo de un tiempo alejado y de un retorno en cada esquina. Su musa le hace cantar, pero también callar esperando encontrar el momento oportuno. La lengua a veces no recuerda como hablar, olvida de forma selectiva…y coge fuerza para el nuevo canto.

Se enamora y pide 5 minutos más, tiene ritmo y a ella se lo demuestra no yéndose del compás. Le puede la rumba y el mambo, la cumbia y el rock´n roll, multimusicalidad que le da empuje para su aire chulesco y su “saliveo” sensual, para decirle todo a la cara, o al oído.

La lengua no es abstemia ni abusa del líquido en cuestión. Se maquilla con Gin Tonic y se hace fuerte frente al agua de mar, sus espumas son cosquillas en sus adentros. No es fácil saber transmitir. Resulta más sencillo sentir a secas, ser actor de tus adentros y dejarlos fluir. La lengua es fugaz pero piensa en lo que dice, no puede parar de hablar pero encuentra el momento de la pausa…y cuando se decide a hablar lo hace con hermosura, con clase y con conocimiento de su propio ser (y de su acuoso entorno).

Se para en mitad de la acera, en esos días lluviosos donde ver llover mirando al río deprimiría a cualquiera. Ella no llora, o si lo hace lo expresa en bellas melodías. Habla de cada una de sus (tus) cosas, pero también se molesta en resumir lo que río abajo sucede, no escupe en las aguas porque sabe que la suciedad terminará llegando a cualquier lugar, allí donde no es posible filtrar.

Las mañanas son difíciles incluso para esta lengua, no le importa en demasía lo que buenamente pueda escuchar, sus músculos le hacen sexy, más o menos engordada por el orgullo y el miedo del momento concreto, sabe bien que la envidia y otros vicios nunca le podrán contaminar como esas mismas voces desearían.

Finalmente, aunque sólo a veces, la lengua decide hacerse bífida y jugar un bis a bis con la mitad del amor, hacerle un trueque que le permita seguir adelante, seguir con sus musas y sus buenos aires, con sus medidas urgentes, seguir cantándole a los pedazos de vida que le restan por vivir. Lo hace, como buena lengua que se tercie, con su corazoncito, con su trocito que late a ritmo del barco que no terminó por hundirse en cada esquina, y que no se hundirá jamás.

[La lengua se tomó su tiempo para madurar]

sábado, 22 de marzo de 2008

Ahora [elrelatodelortelano]

¿Habrá viento en Central Park?
¿Estará lloviendo en alguna parte del Sahara?
¿Serán felices los indúes?
¿Cantarán en inglés los cubanos?
¿Cuantas personas habrá ahora escribiendo la palabra ahora?
¿Y ahora?

sábado, 8 de marzo de 2008

El problema no es del tiempo

El tiempo pasa para todos igual. El tiempo es como el soplo del viento, cada soplo forma finalmente el aire pero a la vez no supone más de una porción totalmente irrisoria de éste. El tiempo empieza, se acaba a veces y se mantiene inestable, el tiempo dura lo que dura el tiempo. Cuando nos hemos dado cuenta el tiempo se nos ha ido y, por mucho que lo intentemos, no volverá al principio.

El tiempo es consejero y sabio, es cruel y malvado, es constante y sincero. El tiempo nos hace aprender a no perderlo, a jugar con él, a reirnos de su paso y a perdernos en lamentos.

El tiempo para algunos es pararse a mirar las mariposas pasar; para otros significa difundir su religión por todo el mundo y hasta la muerte, para otros asesinar a sangre fría y volver a casa abrazando a sus hijos con cara feliz...

El tiempo no tiene dos ni cien caras. Tiene una que cada uno moldea a su forma e intenta irla manteniendo, o no. Aprovechar el tiempo es de sabios, pero también lo es perderlo. Es un arte dejar que pase pero no es menos intentar que los segundos se congelen para siempre.

Lo importante, sin duda, no reside en aprovecharlo de una u otra manera, o en no querer usarlo para nada. Lo importante es que tu tiempo no afecte al de los demás, que la mala praxis temporal humana no se corresponda con atentados ni barbaries, ni con odio y miedo.

miércoles, 5 de marzo de 2008

SmokersAndalusiTime

Hay días para quedarse a mirar,
hay días en que hay poco para ver,
hay días sospechosamente Light...