domingo, 30 de agosto de 2009

La ciencia del rock

El aporte ajeno SIEMPRE es el mejor recurso cuando uno no tiene nada MEJOR que dar.


http://www.elpais.com/articulo/revista/agosto/ciencia/rock/elpepirdv/20090830elpepirdv_1/Tes



REPORTAJE: música
La ciencia del rock
Seis explicaciones matemáticas a los misterios del pop a partir de las últimas revelaciones musicológicas

JAVIER SAMPEDRO - Madrid - 30/08/2009

Ésta es la primera entradilla de la historia que no responde las cinco preguntas clásicas del periodismo, sino que plantea seis: ¿Están las melodías cerca de acabarse? ¿Por qué el iPod parece el mejor de los djs? ¿Hay música para chicas y para machotes? ¿Por qué tengo muchos más discos en las letras M y S que en el resto? ¿Cuántos años faltan para que toda la música acabe en Internet? ¿Por qué la segunda canción del disco parece siempre la mejor? Las preguntas son del jefe, así que hay que responderlas. Por fortuna no falta material en las librerías, con las recientes obras del neurólogo Oliver Sacks (Musicofilia, en Anagrama) o del músico y científico cognitivo Daniel Levitin (El cerebro y la música, en RBA), ambas originales y de un gran interés, y de algún otro libro. Además uno tiene sus contactos, así que vamos a ello.

[...]


Bien por JSampedro!

viernes, 28 de agosto de 2009

óptica física

(juanipaco canta!, yo grabo)

viernes, 21 de agosto de 2009

Saliendo del sendero principal encontré una técnica de relato veloz, donde nada se va olvidando, donde cada detalle puede tener un increíble valor, o no.



LA BALA DE LA VIUDA QUE MATÓ A MIKAEL SINGAPUR


La viuda que mató a Mikael Singapur sabía que quería matarlo porque le quería y él es lo que quería. La bala de 55 mm que salió disparada del arma de la viuda que mató a Mikael Singapur se alojó durante más de dos semanas en su occipital. El cirujano que extrajo la bala que mató a Mikael Singapur, reflexionó, durante la autopsia, acerca de la guerra en la que había muerto Mikael Singapur. La guerra en la que murió Mikael Singapur fue cruda, violenta, áspera y, durante dos semanas y media, acabó con muchas más vidas que con las que contaba el pueblo de tamaño medio en el que el cirujano había nacido hacía ya un buen tiempo. La viuda que mató a Mikael Singapur no participaba en la guerra, era amiga de Mikael Singapur. El cirujano que extrajo la bala, durante la autopsia, imaginó el horror de Mikael Singapur mientras desfallecía en pleno campo de batalla. La viuda que disparó la bala aún recuerda la sonrisa de su amigo Mikael Singapur mientras se desplomaba. La viuda que disparó la bala que mató a Mikael Singapur lo hizo desde el ático de sus padres, una casa que se encontraba en la zona central del conflicto. Mikael Singapur conoció a la viuda que dispararía la bala que lo mataría una semana atrás. Mikael Singapur conoció la enfermedad que le mataría, pausada y agónicamente, un año antes. Mikael Singapur deseó participar en entramados militares, no queriendo ser recordado como otro cualquier suicida más. A Mikael Singapur nadie lo mataba en aquella guerra. Mikael Singapur pasaba las noches ideando el plan para su muerte, calculando el lugar donde caer y la cuadrilla enemiga ante la que se dejaría descubrir. Mikael Singapur fue destinado al acuartelamiento de apoyo logístico, distancia importante la que le separaba de los rifles y de los gritos, excepto la noche de su muerte, desobedeciendo órdenes y embarcándose en una carrera furtiva al centro del huracán. La viuda que mató a Mikael Singapur le conoció una tarde que fue a probar suerte al acuartelamiento, pedía la caridad en forma de almuerzo para sus nietos. Mikael Singapur y la viuda se hicieron íntimos. Por petición de Mikael Singapur, la viuda pasó a ser, además de viuda, verdugo, con un vertiginoso deseo participativo por parte de ella y en un tiempo menor que el invertido por cualquiera de sus nietos en devorar uno de esos almuerzos. Los nietos almorzaron cada tarde a las tres. Los nietos juegan ahora con la gorra de Mikael Singapur, la viuda que le mató no consigue que ningún otro colega de acuartelamiento de Mikael Singapur tenga caridad, hoy no hay almuerzo a las tres.

jueves, 20 de agosto de 2009

robaste!


pecados capitales. castigos cardinales (en todos los puntos de...).


(volvemos)


miércoles, 19 de agosto de 2009

LO QUE PIENSO MIENTRAS OLVIDAS

La calle San Juan ardió cada dos noches,
¡memorable la memoria de las llamas!
Incendio que, tras ser sofocado
construye establos del recuerdo: cenizas que sustituyen a la paja.


Malhumores fueron navegando solos
por el fondo de la arteria ventricular de la ciudad,
pasando de mañana en tarde por cada solar abandonado.
La victoria de la profunda niebla:

cada dos calles hay bancos anticiclónicos.


Diez milagros iluminados por la senda oscura,
reflejo del mar,
consecuencias y hábitos del interior.
Esculpidos, tatuados y torturados por la libertad:

confianza en proclamas populares adaptadas para los demás.


Secuencia decimal de transiciones espontáneas de meticulosidad. Arde.


Y
doce gotas,
las de mermelada,
las de acompañamiento: azúcar añadido al alba.


Y
doce gotas,
las de mermelada,
las que sacaron polvo al fuego.


De tantas docenas esporádicas
él cedía sus rayos, ocultos.
Masas condensadas de impensable sosiego.


La niebla reniega del mar,
cosas del interior.
Empedrados viscosos después de todo,
después (de todo), sencillo es andar sin pisar,
en esta ciudad de esquinas en las que pensar.

martes, 18 de agosto de 2009

¡Adelante!

“Pero a causa de mi elevado concepto de la literatura consideraba estúpida la costumbre de publicar cualquier cosa, como se hacía en aquellos tiempos, en que un chico de veinte años, autor de un puñado de sonetos, corría de un lado para otro tratando de que alguien se los aceptara para la imprenta. Y si no conseguía encontrar quien se los publicara, pagaba él mismo los gastos de edición... Y así me reservaba." Julio Cortázar.





demipuertaatujardin.mp3 -


Demasiado tarde.MP3 - ddm

(invitamos, para su escucha, a pulsar sobre el título de cada track)

miércoles, 5 de agosto de 2009

De mi puerta a tu jardín

Verano: calor e incendios.

Valoraciones: pensamientos acerca de las consecuencias de nuestros actos. Finalidades: a lo que se llega. Regresiones. Transgresiones. Pasamos de la pole a la tercera fila en un momento y casi no nos damos cuenta. Después, cuando alguien nos hace ver lo que ha ocurrido nos quedamos con cara de poker. Vaya farol, pensamos. No, todo era cierto. ¿De qué estamos hablando?

Hoy nadie lo va a saber.

sábado, 1 de agosto de 2009

Un jueves después de un viernes

(¿Para qué guardar lo que tengo para dar?)

Un jueves después de un viernes

Te pegas. Despégate. Es una orden. No habrá violencia. Ya sabes que sé te puede más lo mental. Ya lo sé, aún así no sería capaz. Lo sé, no se me pasó por la cabeza, sólo por la lengua, bueno, por la cabeza sí, pero apenas era un mero pensamiento, algo leve. Vale, puedes quedarte, pero no vayas luego diciendo que te permito hacer cualquier cosa, sólo son cesiones de libertad que cada cierto tiempo me puedo permitir. Son importantes las distancias en una relación, lo decía mi madre siempre que veía que me iba a echar novia. Ya sé que las viejas teorías no siempre son ciertas, lo sé. Sí, sí que te quiero, no es eso. No me hagas reflexionar acerca de lo cerca que estamos a veces de ser cualquier otra cosa que una pareja. No sé. Ya, no me lo repitas. Bueno, a veces me gusta, a veces no. ¿Quién eres? Perdona, desvarié por segundos, sí, podemos ser amigos, digo, pareja, vale, pégate aquí, en el costado, ah, de acuerdo, si prefieres el hombro puede ser el hombro. Sí, eres lo mejor que me ha pasado nunca, jamás lo puse en duda, nunca te separes de mí, mi amor, mi idílico amor, desde que te vi bajar por esa vereda siempre pensé que seríamos lo que somos. ¿Qué haces encima de mí? No me puedo creer que no te hayas enterado de que no te quiero. Piérdete, vete por dónde has venido. No, por favor, no llores, ya sabes, las distancias, lo decía mi madre. Vale, vale, no haré caso a la tradición. De acuerdo, quédate.