martes, 23 de septiembre de 2008

La dama y el león

Aún ajenos a horóscopos y a coincidencias lunares, podemos definir a Andrés Calamaro como león en peligro de explosión, como una especie que muerde las palabras, las desmenuza, para luego ordenarlas y exponerlas suaves y armoniosas, al servicio de cualquier oído de la calle, incluso de las damas de palacio para el que león ofrecía su violento show.

No fue menos en MetroRock, un continuo silabeo, un contacto "tu-conmigo", con los presentes, un quiebro al aire en cada estribillo bailable, disfrutando de su propio momento, de cada melodía que algún día compuso y que en Madrid estaba mostrando con grito presente. La mezcla de gustos que tiene lugar en los festivales muchas veces da lugar a opiniones dispares, a manifestaciones de incredulidad, a miradas perdidas durante determinadas actuaciones...nada de eso, por lo exitante y la fuerza del mismo, se pudo ver el sábado en Madrid, se notaba en cada gesto de los allí presentes.

Honesto a su forma de entender lo que un artista debe de aportar subido en un escenario no se limitó a interpretar un resumen de su repertorio habitual, aún a sabiendas que se trataba de un festival y, con el empuje de ser cabeza de cartel, abrió su gabardina de "emociones para regalar" y la mantuvo sin cerrar hasta las 2 horas después del comienzo del espectáculo. Elegante de principio a fin, el león no se marchó solamente rugiendo sino que demostró clase, temple y maestría, besando el mismo suelo donde los míticos Siniestro Total habían recordado quienes eran (y son) y donde la alegría y la fiesta de Los Delincuentes estaba por aparecer, un quite de sombrero, de él para todos, y de nosotros (todos) para él, un triunfo de y para el rockandroll.

1 comentario:

Salva dijo...

(Envidia)

Ayer estuve reescuchando "Alta suciedad" y "Honestidad brutal".

Saludos!