lunes, 29 de diciembre de 2008

CB

Inspirados en Charles B. introducimos los primeros capítulos de un posible fascículo encuadernado de cuentos rápidos pero no fugaces, por eso de que perdurarán.
LA GORRA TIENE DIEZ COLORES

Es mi amigo, el de la cuarta calle con la tercera avenida. No hay muchos que vivan allí y muchos menos que se atrevan a pasar, por lo que tampoco tendré por qué dar su nombre ya que es obvio que nunca irás a visitarlo. Mi amigo pinta gorras con grafiti. No son muchos sus clientes pero el tampoco pide dinero a cambio, solo acepta favores. Yo acepté ser su amigo y ponerme su gorra cuando voy a visitarlo. El resto de los días, como no podía ser de otra forma la dejo tirada en el primer sitio en el que se me ocurrió dejarla la última vez que tuve que pasar por aquel cruce en el que vive mi amigo. Mi amigo no consume nada, solo prueba cada día alguna cosa nueva. A menudo abandona su esquina y se dirige a la octava avenida para hacerle un favor al acosador de aquel cruce. Creo que desde que este barrio se rige por favores todo tiene mucho más sentido, ahora todos vamos honestos por las calles sin necesidad de tener que fingir, ni nada que se le asemeje. Por suerte hace diez años que me cambié de país, me ligué a una mujer sueca y comparto un desván con un borracho francés. En el fondo aquí todo sigue igual, nadie mira hacia atrás y todo se hace por placer. Tengo un amigo.

1 comentario:

Salva dijo...

:)

Me gusta.

Feliz año nueve.