jueves, 25 de febrero de 2010

Remar no es lo mismo que avanzar

Bueno,
aquí está el final.
El final de tantas maratones con moratones y de tantas escuelas de calor. El comienzo de las cruces y las cajas de madera, de callejones vivos y asesinos defraudados. El final de la revolución sentimental es siempre el principio de la parsimonia matrimonial, de la deuda en suspense, de la arnarquía ponderada. También la anarquía se puede extrapolar, en términos cuanti-cualitativos, algunos sabrán lo que digo y otros lo descubrirán con el paso del tiempo. Los pelos y el furor son los momentos y los pretéritos, los ahora y los "para siempre"; los ideales y los papeles ardiendo, las coacciones y las realidades perdidas. Sentarse a hablar con Antonio Gala debe ser lo más cercano a escuchar a un Dios del pueblo, actual, perplejo, soñador, testimonial...

Me incitaron a elegir el camino de la moderación, en todos los sentidos. No puedo decir que no he hecho lo que ellos han querido pero, en el fondo, nunca pienso lo que digo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todo buen salmón sabe nadar contra la corriente. Eso implica remar y avanzar al mismo tiempo. Espero "os sirva" en su caso particular.-