martes, 9 de marzo de 2010

Las gradas y las realidades

Gobiernan las rosas en las praderas mojadas de la droga y la osadía. Arriesgan los enjuiciados a perderlo todo al negar la soledad a los jóvenes que se arrodillan a su paso y le consultan cualquier suspiro renegado. No nos gusta nada no tener lugares a donde ir pero casi ninguno comprende dónde (y, sobre todo, cuándo) vive; el contexto socio-cultural está muy (demasiado) lejos de lo que en general pueden imaginar y resulta curioso verles volar de aquí para allá y señalar en mapas mundi más puntos que los que nunca llegaron a estudiar en la escuela primaria. Después dan la vuelta al presente y opinan sobre el pretérito y el imperfecto, consultan las variaciones de la moneda y juegan.

¿Alguién quiere comprar algo para poder flipar?

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