lunes, 17 de enero de 2011

Looks in the dark

La culata me jugó una mala pasada y los controles y las autopistas me llevaron a un lugar donde ojos sin caras me miraban de manera sospechosa. Aquí estoy, detenido, con algo de miedo y observándolas fijamente. Creo que quieren hacerme correr y yo no se si será una buena idea, pues si corro no vigilaré mi espalda: mis pasos se perderían como el grito del respetable en el Luna Park y bueno, nunca me sentí agusto entre sentimientos de multitudes. Decido retroceder mientras no le pierdo la pista a todas esas miradas impactantes. Sigo deshaciendo lo andado. De repente mi espalda topa con una pared que no recordaba haber pasado con anterioridad. Las miradas se acercan, ¿por qué no irán acompañadas de un rostro? Es viernes, no me gusta morir los viernes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nadie muere antes de tiempo... y no hay pared que resista al viento de huracán que nos puede mostrar sorpresivamente cualquier tormenta de arena.