viernes, 17 de junio de 2011

Palomas negras

Ocho días a la semana recuerdo que tengo sueño y me paro a soñar. Demasiadas olas surfeo y nadie se alegra de que esté vivo, nadie entiende nada de nada y cuando miro el reloj durante largos ratos me termino preguntando qué es lo que estaba esperando. Cuando inaguro circos los leones me zampan a la vez que todos aplauden, las palmas rojas, sin vergüenza. La policía me pega: ni lo espero ni tú me vas a salvar, solito ante la multitud, ajeno a la vida de compras, caballos, ropita, correctismos, familias, solidaridad maquillada, buenas y falsas, Palomas negras (las prefiero yo primero). Si fuera comunista sería hedonista pero tampoco me rapo al cero cuando viajo a los Andres, luego recuerdo que eso no era allí y vuelvo corriendo hasta la Pampa donde me recibe un heredero portugués que esperaba que la lepra le terminara por llevar a la tierra perdida. Finalmente termino navegando en ríos salvajes que levantan espuma y es entonces cuando me entra la rabia y termino por trocear los momentos, y entonces es ahora.

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