jueves, 16 de mayo de 2013

Después de un año oculto en cualquier lugar, después de un mes donde escribí más de lo que habría jamás esperado escribir, después de cansarme de la muela y del dolor; llegamos tranquilos, con menos versos y tal vez con alguna que otra menor fuerza del aparato que bombea (sangre). Ya está soplando el viento y yo me siento seguro, ya sea con una mayor tranquilidad ya sea con una menor ansiedad. Es lo mismo que estar esperando en la parada fantasma o jugar a películas de buenos y malos, son películas. Y así llegará el huracán, ya con refugio, buenas intenciones y loco de atar.

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