martes, 18 de agosto de 2015

"Entre ese punto ahogado por el pasado pero fresco por los nuevos aires, conduciendo dos horas al día uno puede pensar demasiado. Ver las flores de los que no sobrevivieron a algunas curvas, subir la radio hasta llegar al silencio después de la explosión decibélica. Juzgar a los lugareños a mi paso, ellos tan calmados y tan ajenos a todo. Romper puertas con platos de vajillas pretéritas y gritar hasta que el mobiliario pida un receso. Acordonar la pensión con polvos mata-ratas, pedir perdón para no escuchar ni una puta voz más."

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