martes, 4 de septiembre de 2007

A.M

Arte. Madurez.


Al caso que no viene ahora a cuento en esta escritura contra reloj, me paro a reflexionar acerca del arte, del artista y de la madurez. Pensé sobre ello porque alguien lo planteó y ahora me surgieron algunas ideas que debo soltar y exprimir. Lo haré levemente.


Sin duda alguna creo que "artista" y "madurez" son dos palabras que no están relacionadas, que se oponen o, al menos, que no pueden ir la una junta a la otra en una posible evolución. El artista puede nacer artista o no. Mejor dicho: el artista nace artista pero no llega a serlo o no se percata de que lo es hasta un determinado momento u época de su vida...Y ya todo ha cambiado, sin marcha atrás. Se trata de una constante inquietud, de un pensamiento que nunca para, de un deseo de innovación que le podrá llevar a no ser entendido por los demás, de un nerviosismo que sólo podrá ser redimido con la expresión del ARTE, de su ARTE.


ARTE: es la expresión del artista y a diferencia del término anterior sí podrá evolucionar, evolucionar dentro de ese artista que por mucha o poca o ninguna aceptación que tenga morirá siendo artista. Obviamente si la aceptación es escasa, tanto en su actualidad como en la actualidad venidera, que también evaluará su arte, se verá reducida la importancia de su obra ya que no tendrá un carácter universal y próximo lo que la devaluará sin duda alguna.


¿Es más artista el creador de tal sinfonía que el inventor de la bomba atómica que fue lanzada en Hiroshima? Con bastante seguridad el segundo será más cabrón, pero no tiene ni mucho menos por qué ser menos artista...o puede que ninguno de los dos siquiera sean artistas, sólo buenos en eso...me explico: conozco a infinidad de músicos que tocan tal y cual, que son capaces de hacer impresionantes virtuosidades con su instrumento pero..¿esto ya les da el calificativo de artista? Para mí sin duda que no. Hace falta muchísimo más cosas, algunas de las cuales ya las cité arriba.


Con el paso de los años sus actitudes y pensamientos irán tornando de un lugar a otro, el descubrimiento será intenso y los resultados no estarán al alcance de cualquiera. Ahí entra en juego la evolución, el tiempo (la madurez). Todo lo demás será el artista, él y solo él.


El artista nunca se detiene.


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