lunes, 1 de octubre de 2007

¿Qué ofrecen los políticos, qué piden los votantes?

Hoy en día, no resultaría nada infrecuente salir a pasear y encontrarnos de frente con una pared tatuada sin compasión y sin escrúpulos con carteles electorales, que nos tientan al voto y a defender las ideas de ese partido o formación política.


Aparecen caras amables, joviales, distinguidas entre el resto y con un gesto visual claramente tranquilizador y social. Nos miran fijamente y debajo de su directa, y a la vez amable expresión, nos encontramos con el mensaje que nos quieren exponer. Una frase corta, sin lugar a confusión (en la mayoría de los casos) y aceptada por todos. Seguimos andando y gracias a nuestra actitud inquieta y directa nos damos cuenta que llevamos observados una decena de carteles de este tipo, y que todo nos parece coherente, correctísimo.

Volvemos a casa con el pan bajo el brazo, periódico en boca del perro y frutas y verduras en la otra extremidad superior. Queda un día para las elecciones y nuestra inquietud aumenta por momentos al darnos cuenta, a través de las noticias, que el día de reflexión se está pasando delante de nuestros ojos y, precisamente, lo que no hemos hecho ha sido eso: reflexionar acerca de nuestro valioso voto. De esta manera, detenemos todas nuestras acciones, importantes a no poder, sin duda, y aún con el agua hirviendo y rebosando para el cocido del sábado, decidimos hacer uso de nuestra mente sólo para pensar hacia que dirección irá dirigida nuestra papeleta, en su correspondiente sobre, al día siguiente.

Empezamos dividiendo la hoja en dos, después en cuatro, ¡dieciséis…! y de manera compulsiva, con cierta alegría y destreza, vamos anotando los pros y contras acerca de cada formación, divagamos acerca de lo acertado de su ideología e incluso nos tomamos la molestia, en algunos casos, de informarnos de las acciones realizadas durante ese partido en la anterior campaña…sacamos conclusiones, soltamos sonrisas pícaras, la sonrisa del que siente que acaba de entender la política.

Ha pasado la hora de la cena y ha llegado la de acostarse. Parece que tanto esfuerzo y meditación ha merecido la pena, e incluso se nos llega a pasar por la cabeza la posibilidad de viajar al Tíbet e intentar afiliarnos en la congregación budista.

Decidimos sentarnos a reposar la mente y encendemos la televisión. Nos detenemos en el noticiario nocturno. Están informando acerca de la jornada de reflexión. Para finalizar la información política, la periodista que presenta introduce una imágenes en las que se observa el momento de la última votación de la legislatura ya finalizada, una votación acerca de una guerra, acerca de un envío de tropas. El parlamento estaba semi vacío y ni siquiera la mitad de los diputados habían ejercido su derecho y obligación del voto, como representantes de la ciudadanía. Se ha aprobado el envío de tropas.


Apagamos la televisión, y volvemos a sonreír de manera pícara. Ya entendimos una parte de la política y, puede, que mañana sea un buen día de playa.


No hay comentarios: