lunes, 23 de marzo de 2009

Candados ventriculares

Nunca nadie debería blindarse dentro de un hotel para corazones olvidados.
Nadie debería asumir que los disparos rebotaron en la solapa metálica del pantalón, como pasaba en su película favorita.
Asumir la realidad es la fuente de la verdad,
dentro de poco cualquier ola será considerada un maremoto.

Entre tanto y con tan poco,
me ayudo a volver a ser yo.
No fue el rock que me asesina
sino el rock que me envenena, que me mata, me silba y me encanta,
que me dice que no paremos de hablar de él,
que me, nos y te recuerda que siempre que no sabemos cómo andar
podemos dedicarle siete estrofas, dos acordes, diez programas…
que el Kalvario Del Rock es sincero y es culpable,
es amable y disfrutable…
trata su género con dulzura,
juega sus cartas con muy pocas dudas…
y se acuerda de hacer disfrutar hasta con las flores que crecen en la basura.

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