viernes, 30 de diciembre de 2011

TERCER DÍA

Como colmado por estadios ardiendo,
como el remolino que atraviesa la autopista;
calla niña y abre la puerta,
entre Madre, juegue a la niebla.

El potrillo lleno de aceleración
con sus esferas de aquí para allá;
no sabe a quién esperar o espiar.

Malditos romances, de animales y niñas,
malditos plurales para tanto singular,
malditas curvas para alargar el camino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si el camino se hace curvas hay que aprender a tomarlas y hasta a disfrutarlas. :)