martes, 2 de octubre de 2012

La epigenética evolutiva de la vida

La teoría de la selección natural de Darwin pronosticaba que la transmisión de los caracteres que poseían los parentales no era más que fruto de un proceso azaroso (o no) a través del cual aquellos más aptos (o que eran capaces de reproducirse, a fin de cuentas) perpetuaban su información fenotípica. La teoría sintética, allá por los 60, incluyó los nuevos conocimientos acerca de la transmisión genética de los caracteres, rasgos cuantitativos y demás nuevos conocimientos contemporáneos. Desde hace una década, una nueva corriente evolutiva se vislumbra en el horizonte: la epigenética. Ésta marca que la herencia de algunos caracteres no se deben a la transmisión concreta de los nucleótidos que componen los genes implicados sino a las modificaciones que estos sufren como consecuencia de los eventos que les ocurren a los organismos en la vida. Es decir, no sólo se selecciona al individuo apto, sino que además se le deforma en función a los eventos que ha experimentado a lo largo de la vida. A priori es una capacidad plástica, si se hereda el cambio es evolución. Esto, hace unos años, sería lo que se venía llamando Lamarckismo. 

Yo creo que la vida es mucho de experiencia aprendida, sí...pero también en una buena parte nos chocamos de frente con Sir C. Darwin. Da igual cuanto aprendamos, da igual cuantos conocimientos, cuantas desgracias, cuantas caídas...que siempre podemos volver a errar. No es fácil hacer caso a la experiencia (que a grosso modo sería la epigenética) y obviar el instinto (Darwin). Y así veo las cosas, ¿qué más da que nos prometamos montañas si terminaremos en el mismo valle?


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