martes, 30 de julio de 2013

La ventana está bien abierta y los rayos de sol me traen tu olor,
la brisa me pone en bandeja tu mirada
y los pájaros me silban el color de tu ropa mojada.
En el callejón, tan bien iluminado a estas horas,
alguien se detiene y me mira,
yo me acerco y continúo:
me esperaba allí sentado Lo que no se puede contar,
y yo, tan educado,
miro a los ojos para seguidamente seguir sin volver (jamás)


.

No hay comentarios: