miércoles, 24 de julio de 2013

Tú, que te nos fuiste una mañana de verano.
Nos dejaste la indiferencia de una ráfaga de luz:
ilumina pero marchó ayer en el tren del próximo lunes. 
Tú, que viniste de la mano de la permanente duda,
de la crítica a las canciones radiales:
el del estilo personal, aquél que no marcan las multitudes. 
Cuando el pájaro va a su fuente
y de la mano de una ranchera llorona de tu Chavela y mi Alfredo;
te bendecimos en escuelas laicas y te lloraremos mientras regresas, para volver a marchar. 

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