sábado, 24 de mayo de 2014

Paloma coja de los entierros de amigos presentes,
o carreteras infinitas y tu al final con plásticos blancos.
Qué fina es la frontera entre el placer y el infinito,
entre salivar y salir del bar,
entre querer y desear.
Qué pequeña es la palma de una mano,
el mundo de un pequeño joven ya bien entrando en la vejez,
el final del mes de Mayo que siempre despedimos con temor.
La margarita dijo no y yo quemando todos esos bosques,
camino directo frente a la falta de poder de decisión,
sentado me hallo esperando a empezar a correr, y no.

No hay comentarios: