lunes, 19 de mayo de 2014

Que se acaban los discos de mermelada de fresa,
y se me rayan los noventaynueves que acabo de cumplir;
que no te digan poeta de mujeres preciosas lo que debes de escribir,
pues si tu verso no es libre ni rápido ya no te quedará nada para el compás de pasado mañana,
como aquella tarde al fondo del túnel del tiempo,
dónde hacía mucho tiempo que no venías y los lamentos acababan de empezar.

Por la autopista de los pétalos cirróticos no pudieron andar drogadictos enamorados,
pues después del antes de ayer ya estaban buscando algo nuevo que probar,
después se cayeron perdidos al corazón del cañón que no disparaba pero tenía profundidad,
y se les encallaron dos barcos en sus puertos perdidos, siendo encontrados por navegantes orientados.

Poco después te pedí la mano y me diste un verso que estaba aún por componer,
y ya casados en el pretérito futurible,
y ya cansados de correr detrás de la presa que no se acuerda si es comida o será leyenda.


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