lunes, 21 de enero de 2008

La reina de Tesalónica

No fue pesado el compromiso que nos dio la constancia,
ni tampoco el imprevisto de aquel momento crucial.
No hay lágrimas en el retrovisor,
ni tampoco heridas de sangre por el hueco de tu colchón.



No se dieron balas incendiarias por buscarte en otro corazón,
tiempo al tiempo, tiempos de momentos, de jugar a dejar pasar.
Días hace de tu despedida sin adiós,
tiempo de recuerdo, de sonrisa en el paredón.






1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde luego amigo mio, se puede decir mas alto pero no mas claro. Mágnificas palabras que jamás se me olvidarán. Le doy un 10 a este post, ma llegao dentro hermano. Gracias por tu compasión y por demostrar que la pipa no fue "una más" en nuestras vidas, sino que fue La Reina. D.E.P. Draker.