domingo, 29 de enero de 2012

Coca-Colas marinas

Si mis versos ya no inspiran a los potrillos...
guardaré mis carreras para peligros finales,
y no diré de nuevo nada de lo que dije alguna vez.

Si el peligro es escuchar lo que uno cree que es verdad
ya no seré confesor ni sacerdote:
prendido de tanto y tampoco, que me dejan muy mudo.


El mundo, dando vueltas sobre si mismo (y sobre el resto),
las galaxias de hoy no serán las de pasado mañana:
mi futuro y me presente serán dos hermanas mellizas.

Hasta luego (mundo de la Coca-Cola),
saludemos: "hola" (tiburones a la mar).


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