miércoles, 11 de enero de 2012

El tiempo pasa, la gente entra, la gente sale. Nos resfriamos, somos felices un rato, nos hipotecamos y pertenecemos al sistema, luchamos contra el capital con las palabras pero no con un manejo distinto de la guita. Perdemos minutos en la mitad de la tormenta aún a sabiendas del lugar en el que se encuentra el refugio. Cascadas de super expresiones de riqueza mientras el riachuelo del mundo se seca o se desborda, qué más da. Peatonales, las autopistas del deber, kamikazes que siempre serán bien valorados en tiempos de vacas raquíticas. Sí: todo el rato dando vueltas en círculos, sin darnos cuenta que la ruleta rusa ya un fusil iraní enriquecido de uranio ¿y qué?


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