menuda gota.
Tu tambaleo era una danza árabe,
derribando dictadores.
La risa un pasajero de segunda,
de los que saben viajar.
Las cosas eran puzzles de fresa y membrillo,
mi apetito.
Y soñando van las ardillas de la reina,
miran indeferentes a los turistas reales.
Y cantando va el profeta,
de la metafísica a estrella de rock.
De tantas vueltas que dimos,
la mente redonda;
justicia perdida en partidos mal arbitrados,
el fuera de juego era evidente(*).
(*) A.C.
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