domingo, 8 de abril de 2012

Mi orilla del río

En la misma orilla de mi río
tu estabas esperandome durante unas cuantas horillas,
absorta por jilgueros y runruneos propios del final de la tarde.
Con tu abrigo dorado y tus secretos bien guardados,
sin mirar el reloj, sin dudas de mi llegada.

Yo. Saltando entre piedras.
Algún resbalón. Alguna levantada.

Juntos fuimos río abajo,
a donde se acaba el hilo y empieza el traje,
allí donde las gotas se hacen incontables,
donde el ahora, momento, now, es, sin tapujos, LA REALIDAD.

Y poco a poco, escribiendo canciones prohibidas,
redacté una carta de amor para los presos libres,
para los que salieron a la mar con barco y sin vela
para los que creen estar vivos pero sólo luchan por respirar.

No hay comentarios: