domingo, 8 de abril de 2012

Muñequita de las Malvinas

Quedate muy quietesita,
muñeca de las Malvinas,
mi muñequita del traje azul y blanco,
que me canta con sus buenos días
que me lleva a los mares de la esquizofrenia colectiva.

No corras tanto que la autopista de la libertad tiene peajes,
no termines por darle la espalda que (...)
la muñequita es paciente pero constante,
Sálvame Dios, la cruz; y yo su súbdito.

Y ya son las 9 y tú te me fuiste,
mesetas que son montañas y,
bueno,
y las cosas que nunca se olvidan.

Y llega la tarde soleada que termina en borrasca,
que me llueva todo lo que chispeó durante años.
Que pueda leerme de un tirón
las diez páginas del resumen de tu vida,
que me dejen no dormir en quince noches sin que a nadie le preocupe,
que me dejen tener sonrisa y dientes fuertes,
sin que eso indique falta de compás o tener hambre,
que cuando tenga frío pueda componer el calor.



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