miércoles, 16 de octubre de 2013

El local de ensayo sólo presentaba luciérnagas,
bien entrada la noche, cuando ya pesan los punteos.
Me acuesto en la moqueta para pensar un poco en nada,
era sólo apresurarme a distorsionar más allá de las nubes
y jugar a agudizar hasta el nivel de la locura más extrema:
pronto llegó el día pero allí dentro todo tenía el mismo sabor.
No pude evitar encontrar a la psicodelia,
"sus ojos se cerraron" y la risa era dulce allí en medio;
trastes salteados y la asintonía de la melodía del momento,
justo fueron los segundos los que me llevaron (A) ganar,
a tocar ROCK para poder sentir el ultramundo,
lo que supera al subsuelo, al oxígeno y a la órbita terrestre;
cantar sin gallos peleados de por medio durante quién sabe si media noche,
escuchar solos de aquí para allá, llegar para tocar bien rápido,
sentirla espumosa y ya todo rodando;
humo dorado que se acuesta a medio día después de toda una noche sonando,
y luego nos hicieron creer que eramos reyes, THE KING just now...
(no pudimos escuchar al infinito)
y la droga parecía buena, así que ellos fueron a por más,
yo la miraba a los ojos (a la melodía que se fue),
y ella se sentó en sus brazos para poder creer que el día tenía sesenta horas.
Esos mismos segundos, horas o semanas fueron pasando (a la vez),
cada cual se entremezclaba con el otro;
los micrófonos echaban humo y bueno, la sincronía y la ceguera del que sabe andar.
7 momentos inolvidables,
el 1 nació de la nada,
el 2 era partícula y BLUES,
el tercero fue una vocal en LAmenor,
el 4º escuchó el grito de la alegría despechada;
no hubo suerte para un quinto con asonancia,
la última bala se presentaba a la SEXTA y vencida era,
pero fueron 7 los segundos que nos alumbraron en esta ocasión, ahora y ayer; AYER.
Poco a poco nos fuimos perdiendo
y ahora que el taxi viene de frente cierro fuerte la cara,
para no ver mi (UN,1) triste final...
Viene de vuelta el que ha conseguido llegar.

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