miércoles, 2 de octubre de 2013

Recuerdo cuando ardían las flores y tu las apagabas cantando por fados,
cuando los atardeceres ocurrían tres veces al día,
la ropa mojada se secaba con la brisa de diez mariposas jugando,
a toro sentado muchas moscas felices.
Recuerdo cuando la soledad se iba de fiesta con mis amigos,
cuando las cosas buenas se apresuraban para no explotar de júbilo,
perros que ladran a ciudadanos tranquilos,
no se puede tener lo que se ha perdido.

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