domingo, 24 de junio de 2007

El sobre

Nada más sonó el despertador amanecía ante mí una larga mañana de estudio y desasosiego, sin otro fin que el de intentar apurar mis últimas opciones para ese examen para el que aún conociendo la fecha con meses de antelación había terminado preparandolo los tres días anteriores al mismo.


Hacía ya más de dos horas que llevaba despierto y cual fue mi sorpresa cuando me percaté de que sólo había logrado avanzar una página, algo que hice en los cinco primeros minutos, invirtiendo el resto del tiempo en intentar lograr conseguir ese juego de muñeca necesario para rotar el bolígrafo o lápiz a lo largo y amplio de todos los huesos metacarpianos de la mano. No era fácil, y aprender al menos cómo se debía de realizar el leve golpe con la yema del dedo índice me costó perder no menos de 40 minutos. El resto fue un reto personal por lograr lo inlograble.


Parecía que conseguía concentrarme cuando sonó el portero electrónico. El sonido me resultaba totalmente ajeno ya que lo habíamos arreglado hacía un par de días después de meses sin disponer de él. Me recompuse de la difícil postura que los minutos me habían ido dando y aún con leves síntomas de mareo adopté una posición bípeda más o menos aceptable.


Asomé la cabeza y el carrito de la compra amarillo le delataba: el cartero. Si había llamado era porque traía una carta certificada...entre todos los componentes de mi familia esperábamos varias multas así que me recordé la necesidad de ver el remitente de la carta. Afortunadamente, y a pesar de que era para mi, la carta era de una cadena de supermercados, una publicidad sobre su nuevo plan de precios o un compendio de grandes ideas para la felicidad en el hogar gracias a sus productos...pensé.


Cual fue mi sorpresa cuando tras despedirme del cartero me dispuse a abrir el sobre. Sólo había un papel. Parecía que no quería asomarse de nuevo al mundo pero al final lo logré sacar. Debo reconocer que me había ilusionado con la posibilidad de haber obtenido un regalo por ser el cliente un millón o por haber sido el número 245.678 en pisar el suelo cuando había un cartel puesto por las limpiadoras de "No pasar. Piso mojado". Pero no, era una hoja en blanco, totalmente en blanco. Un muy probable error informático había terminado en una carta certificada con muy poco que certificar.


Ese papel...no diría que cambió cada día de mi vida, porque no es cierto, pero como mínimo cambió ese día de mi vida. Volví a la mesa en la que estaba estudiando y me senté en una postura similar a la que me encontraba antes de que llamara el cartero, para proseguir con el estudio. El nivel de concentración era aún más bajo y la cabeza giraba entorno a mil y un problemas y sucesos que me habían acontecido de un tiempo a esta parte. Me acerqué el papel de un leve movimiento y cogí la pluma que me regaló el banco al domiciliar los pagos de la universidad.


Las ideas no surgían, sino que brotaban, y el pensamiento ya no era tal pues se había fundido y convertido en una maraña de letras, de acentos y espacios que derramaron en ellos todo lo que llevaba queriendo rebosar hacía ya mucho tiempo.


Fue apenas media hora de expresión constante de ideas en ese papel, lo justo para volver a concentrarme como tal vez nunca lo había hecho y lograr memorizar todas esas ideas que hasta este momento no habían tenido nunca forma. Había ordenado mi mente.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno, de verdad.
Cuando he leido "Me recompuse de la difícil postura que los minutos me habían ido dando y aún con leves síntomas de mareo adopté una posición bípeda más o menos aceptable." me ha resultado demasiado familiar jejeje.

Me voy a ver si ordeno un poco mi mente ;)
Chao.

Anónimo dijo...

dios mio!! cómo no probastes mil cosas con el papelito en blanco, como pasarle un mechero encendido por debajo o ponerlo debajo de una lámpara... podría ser una carta de esa persona capaz de cambiar tu vida para siempre o una misión secreta o quien sabe... si lo del supermercado fuera una tapadera... bueno ya nunca lo sabremos, pero ante esas cosas tan poco cotidianas hay q pararse siempre a pensar, alguna podría cambiar el rumbo a veces aburrido de nuestras vidas, seguiremos esperando.

pd: que divertido es darle vueltas al boli entre los dedos de la mano, es la única diversión cuando se está delante de 500 folios!!

DiciendoDigoMejor dijo...

Eee, a mi no me digas nada. Las culpas al personaje, que él es quien decide. En mi caso...creeme que no hubiera hecho eso...supongo que como mucho la utilidad que habría terminado teniendo ese papel hubiera sido la de chuleta...jejeje....

Saludos!

Anónimo dijo...

primo a ver si antes d irte a berlin nos vemos esto te lo as currao jjaja
tienes arte eso no lo sbe ni la familia jejjejejejejeje de todas maneras eres lo mejor espero q sigas asi y demuestres todo lo primo q eres un beso tqm